Michingo nació en el CASI. “Nosotros le decimos “el club”, así a secas. Porque? y si no hay otro, no conozco otro”, decía con la risa fresca y canchera que siempre lo acompañó. Se formó en San Isidro, fue jugador y campeón. Fue entrenador y campeón.
Fue maestro. Entrenó al equipo que ganó el tricampeonato entre 1974 y 1976, con Chiquito Travaglini (para Michingo, el mejor de la historia del CASI) en la cancha. Esos logros en su club fueron el mejor antecedente para llegar al seleccionado. En 1981 entrenó a Buenos Aires en un partidazo ante Inglaterra y a fin de año, el día de los inocentes para ser mas exactos, fue designado entrenador de Los Pumas.
En el verano del 82 se reunió con Hugo Porta, el capitán del equipo, que había sido designado para el seven de Hong Kong. Hugo le dijo que quería viajar con él a Sudáfrica. Esa reunión fue el kick off del enorme triunfo de Bloemfontain, el 3 de abril de 1982, su primer gran golpe en el seleccionado.
También esa reunión refleja otra gran cualidad del entrenador. Siempre supo moverse con inteligencia en las turbulentas aguas de la internas del rugby argentino. A esa charla con Porta, Michingo llegó sabiendo que al capitán le habían hablado mal de él. Sin embargo, como siempre, priorizó al seleccionado, consensuó y así sentó la base de un equipo que en Sudáfrica 82 y Australia 83 concretó dos de las mejores giras de la historia.
La de Australia fue la que mas disfrutó Michingo. Ese viaje tuvo diversión, buen rugby y resultados, la fórmula perfecta para él. Fue el primer triunfo de Los Pumas con la camiseta celeste y blanca en un test jugado en el extranjero. El 18 a 3 de Brisbane quedó grabado a fuego en el corazón de O´Reilly.
Esa gira también quedó en la historia por una foto muy particular que permitió al mundo conocer el desparpajo (y el culo) de Michingo.
Otra de las grandes pasiones de Michingo fue la política. Radical y alfonsinista, con la llegada de la democracia fue designado Secretario de Deportes. Eso lo alejó del seleccionado.
En 1984, ante otro viaje de un combinado a Sudáfrica (en este caso era Hispanoamérica XV) violando el bloqueo por la política de apartheid, se generó una polémica porque el gobierno de Alfonsín desautorizaba a los jugadores a viajar.
“Dante Caputo, que era canciller, me pidió que intercediera. Viajé a Paraná, donde se jugaba el Argentino, para hablar con los jugadores y se me mataban de risa. “Si vos fuiste el viaje pasado” me decían” contaba divertido, Michingo. El viaje se hizo.
Después del fracaso del primer mundial, en 1987, O´Reilly fue designado nuevamente entrenador de Los Pumas para afrontar la dura serie de noviembre contra Australia. Michingo convocó a sus soldados, a la guardia vieja.
Perica, Sandro Iachetti, el tano Loffreda y algunos mas, con algún déficit en el estado físico pero con el corazón en llamas ganaron la serie y le dieron una gran alegría al maestro. La imagen de Michingo al costado de la raya, acompañando la corrida de Cristian Mendy en el inolvidable try que cerró el segundo partido, es una foto perfecta de la euforia puma de esa tarde.
“Yo era Secretario de gobierno de la ciudad y después de ganarle a Australia, Alfonsín me preguntó cómo habíamos hecho. Le respondí que había usado un modelo de conducción diferente al que él utilizaba para conducir el país. Sin grandes quimeras, paso a paso y con pequeños objetivos alcanzables en el corto plazo. Por supuesto es público y notorio mi entrañable afecto a Raúl Alfonsín”.
La segunda etapa como entrenador de Los Pumas estuvo marcada por las batallas dentro y fuera de la cancha. En el pasto quedó para la historia el combate ante Francia del 88.
En las palabras y los escritorios también fue una época de internas y conflictos. En el duelo entre “Guastellistas” y “Villeguistas” que dominó la década, Michingo siempre estuvo mas cerca del Veco.
“Ahora que pasó el tiempo, los que nos peleábamos en aquellos años estamos todos amigos. Como debe ser, como marca el rugby” afirmaba Michingo en los últimos años. El 4 de agosto de 1990 ante Inglaterra dirigió por última vez a Los Pumas. Avisó en la semana previa que se iba y esa tarde , en la cancha de Vélez los jugadores, sus jugadores, dejaron el alma para despedir al maestro con todos los honores.
“En el 89 ya me sentía viejo. los jugadores eran menores que mis hijos. ya no estaban mis “hermanos menores”. Era otra sintonía, ya no estaban Rafa, el Tano, Alfredo, ni Perica. Entonces me pareció que me las tenía que picar y al año siguiente me fui. En la concentración, antes del partido con Inglaterra, no pude dar la charla porque me puse a llorar. Era como que se me había acabado un ciclo en el que yo había sido muy feliz y había participado de gestas muy lindas. Son cosas muy profundas y que me marcaron en la vida. Me vuelven todo el tiempo”.
Los Pumas ya eran historia pero el rugby todavía le tenía guardada una emoción mas. En 2002 participó de la gestación de Virreyes y se quedó para siempre.
En los siguientes años, mientras se lo permitió la salud, no faltó a ningún entrenamiento. Fue uno de los grandes artífices de ese maravilloso proyecto hecho realidad.
“La poca energía que me puede quedar a la vejez la estoy poniendo acá. Y estoy muy bien retribuido porque a uno le gusta que le acaricien el lomo viste? y acá, los chicos lo hacen. Por supuesto que siempre voy a amar al club, al CASI, pero acá encontré mi otro lugar en el mundo.”
Se fue Michingo O´Reilly. Cuando se disipen las nubes de la tristeza de hoy, brillará el legado de un hombre luminoso, un sabio del rugby.