“Debajo de las H”
Extracto del capítulo 5 “Herramientas de la concetración”, del libro Rugby Mental
Por Licenciado Fernando F. Saccone (*)
Debajo de las «H»
Mencionamos la importancia que tiene generar en los entrenamientos el hábito de tener un foco preestablecido, en el cual poder dirigir la atención en los cortes (situaciones de “no juego”), recreando así las situaciones de “no juego que se dan en los partidos” (hasta que suena el silbato).
Lo mismo ocurre con la comunicación. El momento ideal para comunicarse en los entrenamientos (aparte de ser en las rondas) es en las “situaciones de no juego”, que son equivalentes a los cortes que se dan en los partidos. Es el momento de tener una visión de cómo el equipo está parado en la cancha (en relación con el rival y la estrategia a utilizar), y comunicarse para poder ajustar los detalles que hagan falta.
Solemos escuchar en las arengas previas a los partidos: “Solo habla el capitán y los demás se callan”. Entiendo que esta frase tiene como noble objetivo que “no hayan interferencias en la comunicación” como consecuencia de que todos hablen y, por lo tanto, nadie se escuche. Si bien esto puede tener cierta lógica, también es cierto que el capitán no puede ser solamente el que analice todas las situaciones, tenga una visión panorámica total del juego, dirija a su equipo, dé las indicaciones pertinentes y, a su vez, tenga que desarrollar su propio juego de la mejor manera.
Si bien es verdad que el capitán es el que tiene “la palabra final” (y toma las decisiones), también es verdadero que “cuatro ojos ven más que dos” y, por lo tanto, es importante que, si algún jugador cree haber visto u observado algo indispensable para el funcionamiento del equipo, debe buscar la oportunidad y el momento justos para transmitírselo al capitán y/o al jugador que intervenga en la situación observada. Esta oportunidad justa a la cual nos referimos puede encontrarla en “las situaciones de no juego”.
Recordemos la importancia que tiene saber utilizar el “timing de la comunicación”. No se trata del “qué” sino del “cuándo” y del “cómo”. Esto significa que no se trata de comunicar a los gritos y en pleno desarrollo del partido (o entrenamiento), sino de aprovechar estas situaciones de corte y acercarse al capitán y/o a la persona involucrada, y transmitírselo al oído o muy cerca.
Resulta paradójico que muchos equipos aprovechen para comunicarse solo los momentos que implican situaciones desfavorables (el estar debajo de las H, lo que implica el haber recibido un try en contra), en lugar de enfocarse en comunicarse previamente, en los momentos oportunos, y prevenir que eso ocurra. La situación de recibir tantos en contra es al menos frustrante y angustiante, y por lo tanto, no es el mejor momento, ni el único, para aprovechar a comunicarse, y menos aun en forma directiva.
Observamos frecuentemente, “debajo de las H”, que el capitán y/o los referentes realizan una especie de arenga cuyo contenido es definitivamente directivo, a modo de lo que tienen que hacer: “No nos puede pasar más lo mismo, ahora a concentrarse, pongamos huevos y a tacklear, etc., etc.”; mientras los demás escuchan.
Lamento informarle a los capitanes que sus jugadores ya saben que tienen que hacer eso, porque están jugando al rugby, y no al ludo…, pero no pueden hacerlo porque no elaboran lo suficiente lo que está ocurriendo, y por ello debemos comunicarnos en forma preventiva (aprovechando a generar el hábito en los cortes de los entrenamientos y los partidos, tal como venimos desarrollando).
En última instancia, “debajo de las H”, podemos preguntar qué es lo que pasó o está pasando, para llegar a una solución conjunta y concreta, y recién allí arengar positivamente, en lugar de intentar arengar recriminando.
Podrá ver el lector que hablamos de “comunicación a modo preventivo”, y esto implica intentar anticiparse mentalmente a las situaciones para poder manejarlas a voluntad.
Un ejemplo claro de esto son las “situaciones de line”. Debemos comprender que la situación de line comienza de alguna manera cuando el probable pateador tiene la pelota en sus manos y, en función de ello, ya puede comenzar a pensarse la estrategia del lanzamiento a utilizar. Vemos frecuentemente que nuestros jugadores llegan a destiempo al line, y el lanzador y/o el capitán y/o el jugador designado canta recién allí la jugada a realizarse.
Las preguntas que se imponen serían: ¿El cantar la jugada “sobre el pucho”…, ¿implica la mejor comunicación para un óptimo desenvolvimiento del line?, ¿y la anticipación mental? Por lo tanto, sugiero a los jugadores implicados en la situación de line que practiquen en sus entrenamientos intentar aprovechar las situaciones de corte previas al line, que son cuando pueden reunirse y caminar o trotar todos juntos rumbo a él (y no a destiempo), para comunicarse preventivamente y anticiparse mentalmente a la jugada a realizar.
Esto implicará que el canto de la jugada “sobre el pucho” (inmediatamente previa al lanzamiento) sea utilizado tan solo a modo de disparador de lo que ya habían convenido previamente (y/o que su capitán o el jugador designado haya determinado). Esto servirá para ganar unos segundos en la anticipación y la programación mental, que hace a poder repasar mentalmente la jugada antes de ser ejecutada, en lugar de no dar lugar a esta anticipación mental cantando la jugada a último momento y enterándose recién allí de ella, lo que implicará una comunicación deficiente a los fines de una óptima ejecución de dicha formación.
Para finalizar, estimo que, luego de leer las páginas precedentes (que hacen alusión a la importancia fundamental que la comunicación tiene para el éxito deportivo), el jugador contará ya con una serie de herramientas que podrá utilizar a nivel grupal, en entrenamientos y partidos. Al igual que ocurre con el establecimiento de metas, la comunicación debe practicarse en entrenamientos, si es que pretendemos que se refleje en las situaciones del partido.
Por lo tanto, es indispensable que el capitán y los referentes (grupo de liderazgo) tengan muy en cuenta la importancia de la comunicación interactiva. Recordemos que el liderazgo es la “capacidad de influir positivamente en un grupo de personas a través de la comunicación” y que “la comunicación está dada por lo que otro entiende, no por lo que uno dice”. Por eso, la clave está en el feedback y, en consecuencia, es menester ejercitar la escucha, ya que si escucho a los demás, los demás me escucharán.
Por otro lado, el dar la palabra despierta, concentra e integra, y es imprescindible incorporar esto como hábito en toda oportunidad posible (al final de entrenamientos, entretiempos, pre y pospartidos). Recordemos que “no es la imposición sino la escucha y la comprensión (feedback) lo que define la comunicación”. Vemos cómo generar el hábito de analizar los entrenamientos físicos, tácticos y estratégicos, y el juego individual y grupalmente, favoreciendo el desarrollo de la capacidad de análisis y autocrítica, utilizando metas en los entrenamientos como disparadores (y, sobre esa base, analizar luego si se cumplieron o no, y las razones), es de carácter fundamental.
El uso de los reforzamientos positivos (elogios, sonrisas, palmadas, aplausos, etc.), asociados a las destrezas (como, por ejemplo, “¡Muy bien, así se tacklea!”), entre los miembros del grupo/equipo en entrenamientos, es prioritario para ejercer y mantener la motivación, el compromiso y la concentración de ellos. Dicho uso se verá reflejado inevitablemente en los partidos, ya que el elogio tiene un mágico efecto.
Por lo tanto, reconozcamos y premiemos las habilidades técnicas y táctico-estratégicas, así como las emocionales y las sociales (cooperación, iniciativa al hablar, etc.). Recordemos también la importancia que tiene la “comunicación sándwich”, ya que, si pretendemos que los jugadores sean permeables a la crítica, primero deberemos remarcar un aspecto favorable, para luego marcar el error a corregir y poder finalizar con una palabra de aliento.
(*) Fernando F. Saccone es Licenciado en Psicología por la Universidad de Belgrano (1991). En 1993 comenzó a trabajar en el Centro de Deportes de Alto Riesgo del Hospital Ramos Mejía, con boxeadores, automovilistas y otros deportistas. Luego trabajó en la Fuerza Aérea con pilotos aviadores.
En 1996 disertó en el Congreso Internacional de Ciencias Aplicadas al Rugby organizado por la UAR y la Fundación Rugby Amistad.
Diseñó el programa de entrenamiento mental para el sistema de Alto Rendimiento de la UAR y desarrolló el área psicológica de todos los Pladares.
Es uno de los fundadores de la Asociación de Psicología Aplicada al Rugby (APAR).
Mail: fersa68@gmail.com
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Twitter: @LicFSaccone
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