A los 37 años, Matías Ferreyra le puso fin a su carrera rugbística. Después de cientos de partidos, en todos los niveles (Juvenil, Primera, Seleccionado, en Europa), el histórico tercera línea de la «U» dijo adiós de la forma que más quería: en una cancha y rodeado de amigos.
Fue en Palermo Bajo, donde jugó para la Intermedia, que perdió 21-10. El resultado fue lo de menos para «Cogote», que en la fría tarde de domingo cerró uno de los capítulos más importantes de su vida.
Hace más de un año le detectaron un tumor en la cabeza. Lo operaron y le realizaron tratamientos para la recuperación. Logró superarlo y escribió el libro «Herida en Siete», un interesante compendio de vivencias y distintas narraciones.
«No es que no pueda jugar más, pero no quiero tomar riesgos. No quiero que mi familia ni la gente que me quiere pase angustia porque esté jugando. Un golpe certero en un lugar de mi cabeza puede ser jodido. Habiendo jugado tantos partidos no me voy a morir por no jugar», contó «Cogote», satisfecho después de su determinación.
«Qué significa el retiro? Se terminó un gran viaje. una etapa muy importante y bien hecha. Tuve suerte de viajar mucho y jugar muchísimos partidos. A pesar de no haber logrado campeonatos con el club, sí lo hice como entrenador y en Europa», narró.
Se acaba una etapa y empieza el tiempo de estar al costado de la cancha. Como entrenador en la «U» o con los chicos de Villa Libertador. Pero siempre, siempre, bien cerca del rugby.